Cuando era pequeño mi padre me pilló haciéndome una paja, versus perola, gallola, pera, etc., que el castellano tiene tantos apelativos para el término masturbación como maneras de hacérselas. Me miro con los ojos inyectados en sangre y dirigiéndome un dedo entre las cejas, me dijo con tono apocalíptico,…………….. TU NO SABES QUE LO QUE SALE POR AHÍ ES EL TUETANO DE LOS HUESOS………………Y ADEMAS ES PECADO……..
Ni que decir tiene, que en lo primero que pensé yo fue en una lombriz arrastrándose por el parquet inmaculado de mi casa, (más inmaculado si cabe ya que nos teníamos que deslizar sobre el con unas bayetas, primorosamente rematadas, que mi madre tenia al uso en la entrada, con el fin de no hacer rayas en el mismo y de paso abrillantarlo, si fuera posible un brillo superior al que ella, día tras día, lo dotaba), todo ello resultado de haber perdido todo mi esqueleto.
Bien volviendo a la lombriz, vi una gorda, yo era gordito, que se enroscaba sobre si misma y ascendía trabajosamente al sofá para poder ver la tele, o con un acompasado subir y bajar de su parte central se encaramaba al frigorífico para robar un poco de leche condensada, ¡me apasionaba chupar del bote!
No obstante no cejé en mi empeño y siempre que la soledad me lo permitía, tendría yo 10 años, me dedicaba al onanismo, hasta que mi cuerpo me decía basta, no obstante en mi estaba creciendo el germen del pecado, después de la amenaza de mi padre, crecía en mi la amenaza de Dios, que me miraba mientras yo recorría acompasadamente mi miembro, ni que decir tiene que aquello hacia en ocasiones un poco difícil pasar de morcillona a eyaculable, por lo tanto tomé una determinación. Yo por aquel entonces era semicreyente, así que me encaminé a la iglesia a confesarme, para ver la manera de alejarme del pecado.
Bien es cierto que tuve la mala suerte de caer con el párroco, D.Arnulfo, aquel que años antes me excomulgo al estar jugando en la puerta de la iglesia y pillarme cagándome en la hostia puta, sin saber yo lo que era la hostia, ni lo que era una puta.
Pues bien como no sabía que decirle al párroco, recordé las clases de catecismo que nos daban todos los miércoles, él mismo, por cierto y se me encendió la luz al recordar a un pecador maldito por hacer “actos impuros” y ese le casqué al Arnulfo, que había cometido actos impuros y fue peor el remedio que la enfermedad, después de relatarle con pelos y señales en que consistían, podíamos haber empezado por ahí, pero ya se sabe……………………………los caminos del señor son inescrutables e insondables.
Y como premio me receto, perdón, me puso de penitencia UN ROSARIO, quedé líbido y con un problema añadido, ¿QUÉ COÑO ERA UN ROSARIO?
Mi abuela, la chunga, por mala leche y coja, (debe ser cierto que ambos atributos están imbricados), me explicó lo que era y me dijo: QUE UN HOMBRE DE VERDAD SE HACE LAS PAJAS QUE LE DA LA GANA!!!!, no os podéis imaginar el peso que me quité de encima.
Por ello te digo querida concejala, que antes de tocar los cojones a los contribuyentes y robar como hacen todos, tócate el coño todo lo que te apetezca y que lo que se van a comer los gusanos, que lo vean los cristianos.
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