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miércoles, 18 de diciembre de 2013

DE MUELLES, HISTORIA Y RESISTENCIA DE METALES

Dicen la que la historia, de esto que llaman humanidad, no por humano, si por inanidad, es como un muelle, esto es, una estructura helicoidal, duramente prensada por fuerzas que preconizan, como ley universal, conseguir que sus anillos, interminables en su continuación con el siguiente, se toquen, se unan los unos a los otros, ellos lo llaman cohesión social. Yo lo llamo fuerza represiva brutal.

Imaginaos la fuerza necesaria para hacer que un muelle, la antes citada estructura helicoidal, que por descripción y por mera consideración ante los lectores, pienso que cada cual ya la tendrá en su cabeza, si en cabeza cabe que podamos intentar comprimir, por los tiempos de los tiempos, su fuerza bilateral, con el fin de conseguir, lo que aquí llamaríamos expansión social, fuerza contraria, por tanto, a lo que otros llamarían, cohesión social.

Pues ese muelle a lo largo de la historia, y hacedme caso se de que hablo, ha sido la historia de su presión desmedida y su expansión fruto de la fuerza contraria a las leyes más elementales de la gravedad, no se puede unir a la fuerza aquello que tiende a la relajación. Es lo que tienen la resistencia de metales, es lo que tiene el devenir de la historia.

Hoy ese muelle se presiona con lobbys económicos, políticos, sociales, judiciales y para ello se preparan con resoluciones, leyes, sanciones, miedos en suma, para que la fuerza de expansión no tienda a ser tan potente, ni tan presente, que el miedo cohesiona tanto como el amor.

Hoy el muelle, esto es la estructura, tiende a expandirse no siendo capaz de resistir tanta presión, el problema es que ya es imparable, no hablo de tiempo, no hablo de hoy, ni de mañana, ni de pasado, pero el proceso es imparable.

La física se impone y en una teoría M, compendiadora de la explicación de todas las leyes físicas del universo, en la que el retorcimiento y la presión tienden a la cuerda.

Para los incrédulos, solo tenéis que desmontar un bolígrafo, pero de los antiguos de los de “inducción”, en los que merced a un pequeño resorte, hacemos que aparezca por un milagro de erección, en su punta, valga la redundancia, el instrumento del escribidor.

Si lo desmontamos y extraemos el muelle, solo tenéis que apretarlo firmemente, por ambas partes, hasta llegar a configurar una anilla de anillos prensados, ¿Cuánto tiempo podéis tener el muelle prensado?

Pensad, ahora, en un muelle enorme en el que cada circunvalación representa millones de seres “inánimes”. Llegará un momento en que no podremos mantener la presión, por cansancio, por abulia o por falta de métodos “represivos” tan imposibles, que no nos permitan mantener la situación, sin tener que mantener la presión.

En el momento en que soltemos el muelle, este saltará por los aires en un recorrido caótico, que le llevará a recorrer una enorme distancia, en un tiempo record, arrasando todos los pequeños objetos a su paso, y rebotará y rebotará, hasta que alcance su ser, será el momento en que la resistencia del metal consiga su equilibrio.



Esto llevado a la sociedad da como resultado revueltas, revoluciones, desobediencia, muerte, destrucción, en suma es como si con cada salto, la sed de venganza se fuera saciando y se llevase todo por delante, no solo a los culpables dedos autores de la presión represiva, también a inocentes que empujados por las fuerzas M arrollarán a los precedentes y así consecuentemente.

¡Comprad los tanques de agua contra manifestantes que queráis, surtiros de porras electrónicas, pelotas de goma, legislación regresiva, sanciones, multas, condenas!, represión en suma, el muelle es imparable, es lo que tiene la física, es lo que tienen los metales, es lo que tienen las sociedades, siempre tienden a vencer cualquier resistencia que altere sus propiedades, al menos en principio………………… esto es, hasta que se vuelva a repetir la historia, que siempre se repite, con ligeros cambios de argumento y actores, pero siempre con los mismos personajes protagonistas.

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