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martes, 28 de agosto de 2012

EL CONTADOR DE HISTORIAS

El contador de historias vive en un lugar siempre cubierto de niebla, donde los montes solo se intuyen y el frío hiela los huesos, es un lugar ubicado en otro lugar de mayor amplitud, que todo el mundo sabe que lo más pequeño no puede contener lo más grande, es física, no lo ha inventado el contador. Y este lugar se encuentra en otro aún más grande, así ad infinitum.

Su negocio, mejor,   su modo de vida, que negocio es una palabra importada y sin sentido en este lugar, donde no se buscan beneficios, se busca  liberación. Pues bien su actividad, término este más aséptico, estriba en escuchar las historias que vienen a relatarle a su despacho, ubicado a su vez en una vieja casa,  con un cartel en la entrada que reza BORRON Y CUENTA NUEVA.

Todo ello en la creencia, por estos andurriales, de la liberación que produce contar la propia historia y que otro más avezado, con pluma más afilada y estilo más acertado, la trascriba, para que en el momento de ser plasmada en el pergamino, deje de tener importancia, al haber sido traspasada de la conciencia del donante a la tinta y piel del contador.

Por sus manos han pasado amores imposibles, (como si el amor fuera posible), piensa entre reglón y reglón que más que escribir dibuja, despertando la admiración del delator de su vida.

Por sus dedos han pasado historias de infancias difíciles, de niños ya hombres que sufrieron la soledad al sentirse diferentes y por ello marginados…………., de hijos nacidos sin el deseo real de ambos padres………….., de jóvenes que percibieron a edad temprana que todo es dolor y aun así fueron obligados a cargar con una responsabilidad que en nada merecían.

Han pasado también hijos que después de discutir con su padre agriamente una noche, al día siguiente lo encontraron muerto y lo único que sintieron fue descanso. Otros que velaron a su madre durante meses mientras esta se retorcía en una cama, deseando deslizar una almohada sobre su rostro para alejar de ella el sufrimiento.

Han pasado historias de relaciones que se pudrían,  como lo hacen las hojas en el otoño, creando un manto que dará nuevos brotes en el verano pero que indefectiblemente se volverán a pudrir cuando de nuevo otoñé.

Han pasado historias tangenciales del dolor provocado involuntariamente por mor de vivencias que han torturado otras mentes y que en ningún momento buscaron provecho, al ser realizadas  como hemos dicho involuntariamente.

Han pasado historias de amor en las que el narrador quería enamorarse con todas sus fuerzas y que la pareja le fuera, eso pareja en sentimientos y emociones, pero nadie sabe amar, no llega más lejos de mantener fluidos en movimiento durante un tiempo determinado, pero aparece la obligación, la posesión, la sumisión, lo que al ser humano es pedirle peras, sin tener en cuenta que es  olmo.

El contador nunca ha escrito historias felices, que estas no quieren ser olvidadas y por eso no se cuentan, es más se tallan, se modifican, ¿se inventan?, para que perduren para que le den sentido a la vida.



Pero el contador no es un ser triste, sabe cual es su cometido y lo lleva a cabo,  aunque eso conlleve cargar con todo lo triste que es descargado en los tomos que cubren sus paredes.

Solo espera despertarse una noche con olor a humo y ser el centro de un gran incendio en el que él, junto con todos sus anaqueles de historias ardan para que nunca se vuelvan a recordar tan tristes historias.

Vuestras historias, nuestras historias, sus historias.



29.08.12

lunes, 27 de agosto de 2012

El hombre disecado

El hombre disecado, se mueve, respira, duerme, opina, pero no piensa. Deambula de ocupación en ocupación, siempre intrascendente, ya que es ciego moral, social y virtualmente, no  puede respirar, dormir, opinar, moverse y encima pensar.

Demasiadas atribuciones para un cuerpo sin líquido intracorporal. Bebe de vez en cuando cantidades inconmensurables de líquidos, que excreta con la misma frecuencia que los hace suyos, solo queda el alcohol, que es lo único que en él permanece.

El hombre disecado trabaja, hace poco el amor, ¿Qué iba a eyacular?; tampoco lee, ya hemos dicho que no ve y sus dedos sarmentosos, secos,  no podrían seguir perfiles de letras elevadas a tal fin.

El hombre disecado cuida de su prole, que conoce por referencias y educa por delegación, sus preocupaciones son otras, ¿son otras?

¿Cuales son las ocupaciones del hombre disecado?, asentir, no llamar la atención, creer en lo increíble, dedicar su tiempo a lo innecesario, escuchar y hacer suyo el pensamiento general.

Pero el hombre disecado es necesario, necesario, para continuar, para respaldar todo lo que los “otros” los que se van desecando poco a poco quieren ordenar.

El hombre disecado está de moda, se depila, va al gimnasio, en suma cuida su estructura corporal, quiere ser admirado aún sin tener en su interior nada que ofertar, pero quiere ostentar.

Estamos pues en un mundo de Hombres y Mujeres, sin sustancia, sin líquidos y humores interiores, ¿qué haremos el resto, quienes merced a tal desecación, acumulamos los líquidos y humores que ellos son incapaces de atesorar?

Solo nos queda compañeros y compañeras, una elección, explotar. Para cubrirlo todo de ideas, esperanzas, lucha, con el fin de hidratar estos cuerpos inertes, que a fuerza de no ejercer de portadores de vida, terminaran por secar, por secarnos a todos a su alrededor.


viernes, 24 de agosto de 2012

EL SONAMBULO DESPIERTO


En mis más frecuentes salidas nocturnas, conocí un personaje insólito, “un sonámbulo despierto”.

Es decir estaba como dormido,  pero absolutamente despierto. Ni que decir tiene que despertó inmediatamente mi interés, y le aseteé a preguntas,  que él respondía con un desparpajo y un acierto que era imposible que nadie en los brazos de Morfeo pudiera llevar a cabo.

Después de unas cuantas cervezas se fue despertando, poco a poco, mientras yo me iba sumiendo en un sopor mareante e insano, (el que te da la realidad dando vueltas alrededor de tu cabeza), él seguía desgranando sus pensamientos, metas y objetivos, pero cada vez me parecían menos lúcidos e interesantes,  era como si a medida que huía de los brazos de esa cuerda en continuo vaivén morfiano,  que es el soñar despierto,  empezara a caer en el mundo, en el mundo de los despiertos.

Ese mundo que se cree analítico y preparado para afrontar todo lo que se le presenta día a día,  que no se mete en peleas que no puede ganar, que no intenta cambiar el mundo,  sino exprimirlo, para que cambie, pero solo para él.

A medida que él despertaba, era como si se apagara y pasara a ser un sonámbulo dormido, yo a la par me convertía en él, en un  sonámbulo despierto y empecé a verlo todo claro.

 Paradojas de la existencia ¿real o ficticia?

domingo, 19 de agosto de 2012

EL CAMBIO

Otro día más sale el sol y como siempre es imposible mirarle a la cara, rápidamente ciega tus ojos como un mar de lágrimas, que aunque pugnan por salir no lo consiguen, casi nunca.

Es como la pena, esa pena que cantan los flamencos y que nunca he conseguido entender; aunque mediterráneo la pena para mi no es de gritos, mesar mis cabellos y cubrirlos de ceniza, la pena es como una llaga, con bordes, que te nace dentro del pecho y aunque en algunas ocasiones, las menos, no sabes su origen, las más, son de padre conocido. Pero no conlleva gritos de dolor y desesperación, conlleva únicamente amargura, pero una amargura tan profunda que un mero espectador de la misma no será capaz de percibir ni un leve sabor de la misma.

La pena es el cambio, somos animales de costumbres. Así,  nace cuando se nos muere alguien querido, o perdemos algo que hemos querido, es como el hueco que nos deja en las entrañas, en las que en ocasiones no pensábamos que estaba tan alojado; como ese tumor, permítaseme la comparación, que en una metástasis sentimental te ha invadido y ninguna prueba diagnóstica ha podido hallar, hasta que se manifiesta.

Pero como digo es cambio. Contaba a unas amigas el otro día, y sobre un relato, que desgraciadamente no es mío, como el cambio se solapa con la pena y su único antídoto es la sonrisa. Contrasentido ¿verdad?, no tanto, al dolor solo se le combate con la alegría o al menos con el esbozo de la misma, que no es otra cosa que la sonrisa.

Así cuenta la historia, a la que me he permitido modificar, que una cosa es recoger y otra es copiar: Que un viejo enterrador, en una lejana ciudad, de un muy muy lejano país, enseñaba a su discípulo los rudimentos del oficio, esto es: elegir el terreno adecuado para cada difunto, reflejo de su paso por este mundo.

Así los pobres debía alojarlos en alto, que siempre habían estado pisoteados; los ricos en valles, para que las aguas arrastraran todas las malas acciones que los habían encumbrado. A los enamorados en las laderas para que su amor rodara pendiente abajo,  en la ilusión de volver a encontrar el sentimiento perdido. Pero a todos ellos, a todos ellos, antes de enterrarlos, debía abrir su caja y colocarles una gran sonrisa en la cara, aunque fuera forzando sus músculos, en muchos casos no acostumbrados a sonreír.

Ni que decir tiene que el joven, como todos los jóvenes, por muy muy lejano que fuera el país, este oficio no le agradaba lo más mínimo, pero era el único que había encontrado y no se podía negar, ya que su maestro era todo amor para él y merecía su jubilación después de más de 60 años enterrando.

Y el día siguiente llegó y el joven encontró un féretro colocado ya en las alturas, algo que le extraño, ya que el encargado de ubicar al finado era cosa suya, no obstante pensó, que así se había ahorrado tener que subirlo. Después de ascender hasta él y abrir su tapa, no pudo menos que sobresaltarse ¡el cuerpo era el de su maestro! que yacía dentro con sus mejores galas y en actitud reposada, y también le había ahorrado el segundo trabajo, lucia una sonrisa espectacular de oreja a oreja,…………….. la sonrisa del cambio.

Como movida por el viento esa sonrisa llegó hasta los labios del joven y ya no volvió a desprenderse nunca más.

Asumamos el cambio, todos los cambios, y si no con un sonrisa de oreja a oreja, con un gesto irónico, ¿pues qué es la vida y la ausencia de ella sino cambio?

jueves, 9 de agosto de 2012

EL TORNILLO

Imaginad un gigantesco tornillo, que de manera implacable e imparable va traspasando una superficie tan dura como él mismo, ambos están hechos de la misma materia, la materia del deseo, del poder, del dinero, de la sumisión. E imaginad que ese tornillo es parte de la historia, de nuestra historia, pero solo parte, ya que ha de roscarse sobre algo para completar el conjunto. Según se suceden las épocas, las eras, el tiempo en suma, ese asesino implacable que hace del olvido su sicario, ese tornillo pasa de ser enorme a ser más pequeño, nunca diminuto que las ansias humanas siempre están regidas por las miserias inherentes a tan imperfecto espécimen. Hasta hace poco conseguimos que ese tornillo tuviera un discurrir más lento, las estrías penetraban en nuestra materia de manera forzada, en realidad no era por falta de ímpetu, era por miedo, miedo a saltar un punto de rosca, romper el vástago o pasarlo de rosca, todo ello hubiera llevado a que la cabeza del tornillo se hubiera despeñado sobre la superficie de manera catastrófica, aplastando tornillo y superficie taladrada. Hoy los operarios del tornillo han acelerado el taladro, y rosca incansablemente, traspasando todo a su paso, ya no tienen miedo a roturas, pases de rosca o desviación del vástago, han dado por fin con un material maleable, un suelo blando, de arcillas muelles, que aceptan su paso como una violación consentida. Mientras dictan reglas para que el taladro siga su camino sin impedimento y desde la cabeza blindada del mismo, sienten el orgasmo que produce a las mentes enfermas el taladrar un sexo adverso y anónimo. En otras ocasiones el suelo ha respondido compactando sus materiales, consiguiendo una densidad rocosa que ha impedido su paso, desgraciadamente hoy en día no hay nada más cierto que el viejo adagio: “polvo somos y en polvo nos hemos convertido”. Pero no polvo de estrellas, ni polvo recreativo, polvo sin resistencia que con un solo soplido dejara la superficie limpia y preparada para que el tornillo descanse sobre todos nosotros, aplastando nuestras ilusiones, nuestro futuro, nuestra vida. Pero amigos la historia no acaba aquí, llegará un tiempo en que lluvias de invierno y frío glacial vuelva a convertir en dura la superficie y el tornillo sin que se lo ordene nadie, explícitamente, se irá desenroscando, lentamente, por miedo a partirse por la presión. Ójala podamos vivirlo o quizás solo serán vuestros bisnietos quienes alcanzaran a leerlo, eso si en un libro de historia. Buenos días y buena suerte.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Solo eran 13 brotes, trece capullitos, que buscaban, seguramente una vida mejor, un hombre que las estrechara entre sus brazos, algunas incluso un niño o una niña que la despertara por las noches anunciando con sus sollozos una perla de nacar asomando por sus encias.

Solo querian, seguramente,  hacerse viejas sentadas en el banco del parque, mirando a nuevos niños ya de sonrisas perladas y sin llanto en los ojos, que discurrieran por un mundo más libre, menos opresor, de sonrisas, trabajo, salud y dignidad.

Desde mi punto de vista murieron por nada, quiza si pudieran volver a ofrecer su sacrificio viendo las cosas como están hoy y como sus no hijos se comportan, moririan..............pero de pena.



Carmen Barrero Aguado. 20 años
Martina Barroso García. 24 años
Blanca Brisac Vázquez. 29 años
Pilar Bueno Ibáñez. 27 años
Julia Conesa Conesa. 19 años
Adelina García Casillas. 19 años
Elena Gil Olaya. 20 años
Virtudes González García. 18 años
Ana López Gallego. 21 años
Joaquina López Laffite. 23 años
Dionisia Manzanero Salas. 20 años
Victoria Muñoz García. 18 años
Luisa Rodríguez de la Fuente. 18 años

¡Salud y República!
  • Foto: Las 13 rosas, todas estas mujeres tenían nombre y apellidos, y murieron defendiendo la libertad. Por ello, sentimos el deber de recordarlas, pues aunque pasen los años, seguirán en nuestros corazones como un ejemplo de vida de lucha.
Carmen Barrero Aguado. 20 años
Martina Barroso García. 24 años
Blanca Brisac Vázquez. 29 años
Pilar Bueno Ibáñez. 27 años
Julia Conesa Conesa. 19 años
Adelina García Casillas. 19 años
Elena Gil Olaya. 20 años
Virtudes González García. 18 años
Ana López Gallego. 21 años
Joaquina López Laffite. 23 años
Dionisia Manzanero Salas. 20 años
Victoria Muñoz García. 18 años
Luisa Rodríguez de la Fuente. 18 años

¡Salud y República!
  • lunes, 6 de agosto de 2012

    LA VIDA ES UN CAMPO DE MINAS

    Se supone que con los años, debes saber donde pisar y como hacerlo, pero cada vez resulta más difícil, debe ser la artrosis, deben ser las titubeantes conexiones neuronales que olvidan, o quizás nunca han encontrado, la sinapsis perfecta y se enlazan y desenlazan como  les sale de las dentritas, a saber.

    El caso es que la experiencia, por lo menos en occidente, no es garante de nada. Si lo tuyo es meter la gamba, serás un gamba toda la vida. O quizás serás un gamba en un mundo en donde los demás no son crustáceos etimológicamente hablando?

    A Saber, lo claro es que esto es un campo de minas y a diferencia del resto de los CEDAS (los que se dedican a desactivarlos), tu, poco a poco te vas convirtiendo en un especialista en encontrarlas y pisarlas, la mayoría de las veces en el pensamiento de pisar bombas de confetis, que solo proporcionaran la risa generalizada, pero cada uno tiene un sentimiento y una percepción del termino confeti, con lo cual algo que debería ser motivo de gozo y alegría, se convierte en ofensa larvada.

    A la mierda con las bombas, a la mierda con las bromas, cada uno que pise las bombas que quiera, lo más que puede pasar es que pierdas las piernas y mira sin ellas puedes ser semifinalista en las Olimpiadas. En el país de los parapléjicos el sin piernas es ministro de deporte.

    O será quizás la insoportable levedad del ser, que es tan leve que debe recorrer su camino solo y pisar sus bombas solo, y relacionarse cuando surja la situación si es que surge. Un beso.

    viernes, 3 de agosto de 2012

    AUGURIOS

    Augurios, eran las señales que al parecer de las civilizaciones antiguas regían nuestras vidas y por tanto marcaban nuestro destino. Todo gobernante que se preciase tenia un augur, adivino o chamán a su servicio para interpretar todos y cada uno de los presagios que se presentasen, ya fuese el vuelo de un águila, un viento repentino, una inexplicable alteración del entorno e incluso se aventuraban a buscar en las entrañas de los animales malformaciones o indicios susceptibles de interpretarse como una señal,  que permitiera conocer el futuro o la manera de evitarlo.

    Hoy en día la ciencia se ha impuesto y la magia a pasado a un segundo plano, y de augur se ha pasado a agorero, que no es comparable etimológicamente, ya que uno daba una interpretación de algo inexplicable y el otro aprovechaba, la plaza pública, (ágora en griego), para lanzar soflamas incendiarias contra el adversario de turno.

    Los agoreros inundan nuestras radios “libres”, por llamarlas de alguna manera, dando consejos y recetas para arreglar los asuntos que hoy nos acucian, y que no son más que opiniones interesadas para conseguir unos fines espurios.

    ¿A que viene todo esto?, cualquier augur que se precie,  ayer se hubiera agarrado la túnica, si esta fuese una prenda de uso normal, y hubiera sentido como la circulación de sus dedos desaparecía al estrujar la tela; al ver como ayer cayó el banderín que los nacionalistas españoles plantaron en la plaza de Colón, en una palabra se desplomó;  ¿quién se lo iba a decir a Bono el día que lo colocó?

    Al parecer una ráfaga de viento arranco la cuerda y dio con el trapo en el suelo. ¿Sería el mismo viento, la misma ráfaga, la que terminó con el Borbón en el suelo destrozándose las narices, (apéndice sobresaliente de la estructura de su estirpe), contra el suelo?

    Y que conste que falta el consejo de ministros de hoy. No quiero ser “agorero”, ni Augur, pero la cosa no pinta bien, y no hay que ser adivino para verlo.

    miércoles, 1 de agosto de 2012

    SOPLAPOYAS

    Algún soplapoyas, valga la metáfora musical, ha dicho que la infancia es la patria de cada uno, bien, pues soy apatrida, y no solo por la infancia, por la adolescencia e incluso por la madurez, si se puede llamar madurez a ver como día tras día, te vas degradando física  e intelectualmente, no entró en la fuerza de convicción moral,  que esa la tengo intacta.

                Pero no puedo con la amargura de  ver a más soplapoyas cada día, ¿Cuántos soplapoyas hay por metro cuadrado?, me temo que más que ácaros.

    Me refiero a esos, muchos de vosotros, que  abandonan poco a poco sus “duras” reivindicaciones pito en mano, (por ello soplapoyas), al ver a cuatro policías con cara de mala hostia, Y POR MIEDO ya no se cortan las avenidas, ya solo se soplapoya por las aceras, no sea que nos detengan………………………..!Coño pues que nos detengan, que nos detengan a todos, que nos den casa, comida y de paso una carrera universitaria que en la cárcel es gratis!

    ¡Hasta cuando vamos a estar soplando poyas?, permítaseme la doble puntuación, no sabia si gritar o preguntar, hablaremos así de una admiración interrogativa, nuevo signo que tendrán que acuñar los soplapoyas de la academia.


    Mira al que tienes enfrente, ¿no ves que es un soplapoyas?, si no lo ves es que estás ciego, aquí cada uno quisiera soplar su poya, el problema es que no estamos tan bien dotados y son contados los que pueden soplar la suya, así pasa lo que pasa, se tienen que poner de rodillas y soplar la de los demás, OBSERVANDO COMO SE CORREN, ¿TERMINARAN TRAGANDOSELO?, me temo que si.