Hemos hablado del perro uzbeco, hemos hablado del perro norte americano, y hace una semana conocí a los perros búlgaros.
Nada como un perro para conocer un país, rectifico para llevarte una idea de un país, que conocer no nos conocemos ni nosotros mismos a pesar de estar toda la vida juntos, me refiero a uno con uno mismo, (valga la redundancia, jejejeje).
El perro búlgaro, es viejo, grande y tiene miedo, solo un perro que ladra a los coches, mueve su cabeza desesperadamente en busca de su amo o su hermano, atraviesa cruces llenos de coches, alocado, sin mirar, jugándose una vida de la que no es consciente, es un perro que tiene miedo.
Y mucho me temo que los búlgaros son como sus animales, tienen miedo, y tienen razones para tenerlo. No os voy a contar su historia, aunque la conozco, para aproximarse a un pueblo hay que conocer sus orígenes, pero ya se que vosotros vais a lo fácil, no os gustan los engorros históricos, ni las semillas de las consecuencias actuales, vivís al día “del facebuck, del tuister” y demás zarandajas de las que estoy pensando borrarme. Cada día me interesan menos los efectos, me interesan más las causas.
Derivado de ello me compré un tocho de historia de Bulgaria, al fin o al cabo ahora tengo una novia búlgara y no se conoce a nadie si no se conoce su historia, parece una gilipollez pero no lo es.
La verdad es que me podía haber ahorrado el dinero, ya que aunque he atesorado muchos conocimientos, el perro búlgaro ha sido tan esclarecedor como el tocho de historia. Pero claro, esto es otra gilipollez, dado que si no me hubiera leído el tocho no hubiera entendido al perro.
Lo primero que me llamo la atención del perro, así como la de sus compañeros, (Sofía esta llena de perros sueltos sin dueño), es su raza, o mejor dicho su ausencia de raza, son una intrincada mezcla de razas, que dan lugar a un animal robusto de pelaje hirsuto y talla media. Pero claro Bulgaria viene del término “vulgar” que es sinónimo de mezcla, y tanto ellos como sus perros lo caracterizan perfectamente.
Por allí han pasado todos los pueblos imaginables e inimaginables, desde Eslavos a Hunos, pasando por Godos, Turcos, mezclándose con los originarios protobúlgaros, es el caso de Tracios y Macedonios, Dorios, Griegos……………………. La lista sería interminable.
El búlgaro, como su perro, tiene miedo, han estado muchos años acostumbrados a la tutela de un amo, un amo que cubría “todas” sus necesidades frugalmente, donde no faltaba educación, trabajo, sanidad, calefacción, casa, comida, pero sin eso que nos llena tanto la boca LIBERTAD.
Ahora tienen libertad, pero con minúsculas, ya que sin comer, sin trabajo, sin educación, sin sanidad y sin calefacción, ¿Qué coño hago con la libertad, la quemo para calentarme, leo la palabra un millón de veces para aumentar mi cultura, me la inyecto en vena para curar mis enfermedades, vivo sobre un rótulo con su nombre, o quizás la aliño con expresión y me hago una ensalada de libertad de expresión para comer?
Y eso hace el búlgaro, esperar unas elecciones en mayo, donde quiere sustituir al heredero del Rey Simeón, que no era otro que su guarda espaldas, campeón de Kárate nacional y que apoyándose en el monarca, (ahora demócrata con su retiro de oro en España), lo sustituyó para hacerse con el poder, ahora ha sido derrocado pacíficamente por el pueblo y las mafias correspondientes, ya que si las mafias no quieren el pueblo no pinta nada. Y si alguien ha ganado con los cambios en Bulgaria ha sido la mafia.
Mientras con un sueldo la cuarta parte de los nuestros, pagan precios la mitad de los nuestros, con lo que se encuentran en la pobreza más extrema, algo que no se percibe tanto en la capital, la bella Sofía, siempre y cuando no escarbe nuestra mirada en los contenedores de basura, donde se encaraman ancianos y no tan ancianos, para como el sabio de la enciclopedia Álvarez, recoger lo que otro antes que él ha tirado.
Llegarán las elecciones y el país se seguirá desangrando de talentos formados en las universidades comunistas, con ansias de libertad y para ello seguirán acudiendo a todos los métodos posibles, renunciando hasta a la felicidad, (que se lo digan a Sonya), con solo un objetivo conseguir la libertad, pero la libertad de comprar y de gastar, buscando un nuevo dueño que les llene la boca, buscando el sueño de la libertad, pero ya lo dijo Calderón la vida es sueño y los sueños, sueños son.
Mientras mi perro, que como muchos otros búlgaros no podrán escapar, terminará arrollado en una avenida por el motor del progreso, que sobre ruedas de acero lo dejara laminado en el asfalto y es que ese es el precio del progreso y la libertad, pasar de una cierta igualdad, pero todos juntos, a no importar quien queda en el camino, ese camino otra vez hacia la puta y falsa idea de LIBERTAD ¿Qué nosotros disfrutamos?