KINDLE AMAZON

lunes, 1 de abril de 2013

Pasión y muerte de Cyrano, Pasión y muerte de Jesús

Cyrano merece un nombre con una amplia grafía, de ahí el cambio en la misma. Es un personaje inmenso, como su nariz;  como un corazón, solo parejo a su verbo y otra vez, valga la redundancia, a su nariz, que le proporciona un olfato para los sentimientos,  que ojalá se transmutara virus que a todos nosotros infectara.



Este fin de semana, semana de pasión o semana de ficción, que por mucho que se empeñen o empeñéis, conmemoran a un personaje ahistórico, nada hay que confirme la veracidad de la existencia del cristo de la cruz, que como el Cyrano encarna todo lo bueno y amable que pudiera tener el género humano, si lo atesorase.



Cyrano y Jesus personajes alejados, son en realidad el mismo, creados por la mente de un escritor uno por una obra de teatro y otro por un libro, la Biblia, que no deja de ser libro de ficción a intereses de una secta, que nos ha llegado a través del tiempo con tantos retoques y cambios que nadie podrá conocer nunca, seguramente, su trasfondo real, si al final fue real.



Ambos fueron admirados, ambos fueron seguidos, ambos pelearon por sus sueños, y ambos fueron crucificados, Cyrano por su integridad, Jesus por su revolución social. Cyrano por su amor mortal, Jesús por su amor universal.



Dos personajes, dos tiempos, dos irrealidades, dos verdades, que atesoran lo único que al ser humano lo puede hacer inmortal, la literatura y el amor por los demás.



Que personajes tan distintos, que épocas tan diferentes, que hombres tan sobresalientes. Pero que diferentemente tratados, los intereses sociales son diferentes. A Cyrano solo lo encarnan como la bestia fea, de hablar enamorado, de corazón exaltado; a la contra Jesus movilizador de masas, que un lobby ha utilizado.



Por eso solo existe la semana santa de Jesús, donde descerebrados sacan tallas a pasear en las posturas más patéticas que pudieron imaginar; ni un solo paso muestra su sonrisa, su bondad, su morir por los demás, si seguimos esa obra maestra del marketing que es la iglesia y su Biblia como guía de moral.



No obstante no puedo derramar una lágrima por Jesús el Nazareno, que su misión era morir, pero si puedo morir y llorar por Cyrano, a quien su amor mato, ese Cyrano que hasta el final peleo con la muerte, delante de una Roxana llorosa al descubrir que la belleza de su amado se encontraba en su interior. Que la punta de su espada,  como la punta de su nariz, robusta y alargada, solo era un atrezo para ocultar su dolor, un dolor bello no de cruces y de clavos, un amor carnal, de lágrimas y sudor que como los grandes valores se quedo para siempre encerrado en su bello interior.







Nota: Absteneros de la representación en el teatro Victoria todo menos Cyrano en estado puro. Leer a Rostand puro creador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario