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miércoles, 11 de diciembre de 2013

MI TIA ESTA TRISTE, ¿QUÉ LE PASA A MI TIA?

Mi tia está triste, ¿qué le pasa a mi tia?


La vida le sobrepasa, o mejor, le pasa por encima, ya no entiende nada de lo que sucede a su alrededor, ella pensaba que la vida no era esto. Que la vida era ser buena persona, no hacer daño a nadie y vivir sin hacer un ruido.


Pero ahora la vida la pasa por encima, ya no sabe lo que cobra, bueno más o menos si, dos pobres pensiones de 300 euros, una por su trabajo y otra por viuda, que no llegan juntas al salario mínimo interprofesional, pero claro ella ya no tiene profesión solo es tia y jubilada.


Pero en realidad ya no sabe lo que cobra, porqué el banco ya no la escribe, no es que no la felicite el día de su cumpleaños, es que ya no la escribe, ni siquiera para darle cuenta de cuando ha cobrado y cuanto.


Ya no le escribe la Telefónica, ahora Movistar, ya no le escribe la Unión FENOSA, ya no le escribe el Canal de Isabel II, ya ni siquiera el banco les da noticias de ellos, no sabe si existen y por tanto no sabe si les paga o no les paga, su banco se ha olvidado de ella.


Ella piensa, en su tristeza, que todo estará correcto, ya que tiene agua, luz, teléfono y paga sus impuestos, pero a ciencia cierta no sabe el dinero que tiene, ya que si no va al banco para actualizar su cartilla. Algo que antes solo era introducirla por la rejilla del mostrador, ahora se ha convertido en introducirla en una máquina, pulsar unos números, que siempre le tienen que marcar y recordar, y que se la devuelve la mitad de las veces emborronada, con las cifras cabalgando, unas sobre otras.


Mi tia piensa que se han olvidado de ella, que quizás piensan que ha muerto, pero como nadie la escribe para pedirle nada, sigue con su vida, con su inexistencia, haciendo poco gasto y viviendo con lo imprescindible no sea que se quede, como diría ella, “sin cuartos”.


El otro día con mucha tristeza, mi tia me pregunto la razón de no recibir cartas ya de nadie, ni siquiera del Santo Entierro, el que lleva pagando desde que nació, para que la entierren cuando muera, y que antes venia todos los meses un cobrador a casa con el recibo de la cuota, y un día dejo de venir, y me preguntó, muy triste, que por qué ya no venia.


Le explique que tanto las compañías como los bancos están optando por la factura electrónica, para así despedir empleados, cobradores y contables, y que ahora las facturas y recibos les llega a sus abonados por Internet, al igual que los saldos y extractos bancarios, que pueden ser consultados en línea.


Ni que decir tiene que ella que va para ochenta inviernos vividos, que hay personas, como mi tia, que no han conocido veranos, ni primaveras, esto le suena a chino, no tiene ordenador, ni una idea clara de lo que es una tarjeta de crédito, un correo electrónico o Internet.


Ella quiere que vuelvan las tardes de los miércoles de cada fin de mes, en las que, como ha hecho toda su vida, amontonar sus facturas, con las cartas del banco al lado, y comprobar si ha gastado más de lo ingresado.


Ella quiere que los cobradores vuelvan a llamar a su puerta, los primeros días de cada mes, para preguntarles por su mujer y sus hijos y ¿por qué no? para dejarles una propina perdonándoles el cambio.


Ella quiere un mundo que ya no existe y se pregunta para que existe en un mundo que no entiende, ni la entiende.


Mi tia esta triste y yo con ella, y además está un poco sorda y mal operada de cataratas, pero como yo le digo para lo que hay que oír y lo que hay que ver.

Pero no te preocupes tía, para mi existes y te entiendo, en un mundo que hasta yo estoy dejando de comprender.


Un beso.

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