En los negocios, como en la vida, es decir en las transacciones entre humanos, en ningún caso se persigue el beneficio mutuo, ya que lo que es ventajoso para uno o varios, es ruina para un tercero.
Por ello hay una ley que rige de manera indeleble y engañosa, la confianza en todas estas transacciones, es la llamada Primera regla de la Interpretación, que viene a explicitar: Pase lo que pase, haz que parezca intencionado.
Todo en esta vida es apariencia, versus, “puta apariencia”, pase lo que pase que parezca intencionado……………………… Y esto dicho y hecho por seres falibles, que los infalibles son adorados en altares cromados y santificados.
Si fuéramos más conscientes de nuestras falibilidad, no sé si seriamos más felices, pero indudablemente nos sentiríamos más libres, libres para equivocarnos, libres para mostrar como somos, libres para que los demás igualmente se sintieran sin ataduras. Libres en suma para vivir………………….
Pero la apariencia es lo que tiene, es lo que se ve, pero ¿Y lo que la verdad esconde?
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