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viernes, 8 de marzo de 2013

Todo es cuestión de Relatividad.

Casi siempre se me escapa el autobús, no acabo de dar con la hora, o quizás pasa a la hora que le da la gana, es lo que tiene la “relatividad”.



Mientras espero el siguiente, pasan otros y los empiezo a ver como si fueran “terrarios” con ruedas. Y la verdad es que lo son por lo que llevan dentro………….



Bajo la marquesina me protejo de la lluvia, bueno en realidad no, me encanta la lluvia y con lo de la ley “antitabaco” siempre me quedo fuera, (de la marquesina me refiero, que de lo demás ya me echan los demás), no tengo ganas de empezar el día con malas caras, de antiguos fumadores, que te observan como si fueras el pederasta más buscado por una voluta de humo que se acerca a sus pulmones. Eso si, el tubo de escape del autobús les escupe en la cara y no mudan la expresión, es lo que tiene la “relatividad”.



Llega el autobús y confirma mis sospechas, aquello es un terrario, dentro hay un microcosmos, hasta la temperatura se adapta para el cuidado de la especie contenida en su interior, empañando los cristales, empañando, quizás, las mentes.



Me llama la atención un retasado mental, va con su padre, curiosamente parece más inteligente el hijo que el padre, sin ánimo de ofender, pienso. Tiene, el hijo, una mirada buena pero perdida, una coronilla despeinada, un pantalón que se le cae a frecuencia continua, cronometro, cada quince segundos más menos y él se afana en devolverlo a su lugar. Me gusta, es gordito, no huele muy bien, como su padre, olor de familia quizás. Al lado una quinceañera con un “mptres” diminuto, (que atrona con música de “justinviver”(¿??)) y unos cascos enormes de color fucsia chillón, vuelvo a preguntarme: ¿por qué un reproductor de música tan pequeño y unos cascos tan grandes? ¿Será cuestión de relatividad?



Para el autobús y sube la “reina”, es decir una joven con un carrito de bebe, evidentemente con un bebe dentro, valga la redundancia. En el terrario tiene un lugar de privilegio, y rápidamente el padre del retrasado se aparta, yo me voy a la puerta, pero el retrasado se resiste y se arrincona, al fin o al cabo, pienso, es un lugar para bebes y él no deja de ser uno, eso sí con más de cien kilos. La madre-reina, ( que no reina-madre, ya que esto nos llevaría de nuevo a otra cuestión de relatividad), orgullosa recorre el terrario mirando hacia el hueco a ella y su retoño reservado; he observado, en otras madres-reinas de la especie, con mayor incidencia del “cono sur”), que les encanta esto y miran con displicencia y con derechos adquiridos a quienes ocupan su espacio. En el caso de las procedentes del “cono sur” quizás al negárseles el espacio en otros ámbitos, reclaman este a ellas indiscutido. No obstante la que nos ocupa, comprende que caben dos niños en el hueco y no expulsa al subnormal, miro a ambos, al niño y a él y veo que ambos comparten la misma edad, al menos mental, nuevamente cuestión de relatividad.



Sube una dieciochoañera, de cuerpo estupendo y mirada huidiza, tiene cuerpo pero aún no personalidad, ¿la tendrá?, está no obstante orgullosa, por su físico espectacular, pero ¿quién con dieciocho no tiene algo que enseñar?



Por fin, llego a mi parada, abandono el terrario, con muchos más personajes de los que podríamos hablar, pero he de ir a otro terrario, otro microcosmos. Un día menos, un día más, que la vida me quita y que yo me apunto como un día más, y vuelvo a pensar que todo es cuestión de relatividad………………….

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