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lunes, 25 de febrero de 2013

EL CIRCO HA VUELTO A LA CIUDAD

Nunca me gusto el circo, el jefe de pista me daba miedo, era un ser siniestro que dirigía todo con una autoridad nada clara, para mi corta edad. Yo pensaba que manejaba la vida de todos los componentes de la trouppe, era como un dios menor con derecho a la vida y muerte de todos los “empleados”.



Las comillas vienen de la aplicación del término empleados, ¿dónde iban a ir enanos, mujeres barbudas, forzudos con piel de tigre sintética, domadores de leones, domadores de tigres, saltimbanquis, equilibristas y trapecistas?



En realidad yo pensaba que estaban encerrados como las fieras del espectáculo, no podían ir a otro sitio, ¿dónde les darían trabajo, con quien se podrían relacionar, si no con unos marginados como ellos?, era impensable imaginar a la mujer barbuda en la cola para la pescadería o al saltimbanqui repartiendo el correo en una multinacional, ni siquiera al trapecista limpiando cristales de torres Kio.



Eran prisioneros y el más prisionero de ellos era el payaso, pero no todos los payasos, solo el payaso tonto, que el listo me daba miedo, con su frac, con su hablar engolado, con su saxofón enano, corrigiendo, mintiendo, pegando, al pobre payaso tonto, que además era el más gracioso, el que más nos gustaba a los niños, yo he de confesar que le adoraba, quizás por su ternura, quizás por su simpatía, quizás por su alma de perdedor, que en el fondo yo sabia iba a heredar.



Hoy vuelve el circo a la ciudad, el payaso listo tiene treinta y ocho millones de Leuros, según él conseguidos con su trabajo, sus amigos los payasos listos ya no tienen la facilidad de palabra, de antaño, para justificar como seguía cobrando del circo si ya no actuaba en él.



El jefe de pista es un don Tancredo, subido en su taburete a la espera de que el toro no se lo lleve por delante y yo mientras soy el payaso tonto, me levanto a la seis de la mañana, entro a trabajar a las 8, salgo a las tres y media, tengo en total 26 dias de vacaciones y me pagan poco más de mil euros, pero ojo soy un “privilegiado”.



En resumidas cuentas he conseguido mi objetivo soy el payaso tonto, solo que yo no lo he pedido, me lo han adjudicado, no obstante me consuelo porque mientras en Italia también han ganado las elecciones dos payasos, uno confeso y otro aspirante, a tonto y listo respectivamente.



¿Qué payaso eres tú?

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