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miércoles, 13 de febrero de 2013

¿Ciencia Ficción?

Se levantó una mañana, no nos vamos a parar si la bruma esponjaba el paisaje, si los geranios esparcian su “horrible olor”, sobre las calles cristalizadas por la lluvia del paisaje nublado, tampoco describiremos los rayos del sol rompiendo con dificultad el conjunto, más melancólico que triste, ni siquiera resaltaremos el suave viento que levantaba las últimas hojas del otoño. Todo ello nos desviaría de la historia y aún muy de uso en la literatura convencional, y aún no siendo esta innovadora, es insustancial para nuestro relato. Por tanto haced como si no lo hubierais leído, tampoco es tanto esfuerzo.



Lo dicho, se levantó y comenzó con el rito mañanero, al que tampoco prestaremos atención, es el caso de mirarse la cara en el espejo, no hablaremos de las arrugas e imperfecciones que iba observando como “día tras día” modificaban su cutis, convirtiéndolo en un campo en barbecho, donde la lluvia del tiempo había hecho su trabajo de cárcavas y abarrancamientos. Tampoco habrá que hablar de su cintura, cada día más independiente de él mismo y que se dilataba al ritmo de lo que recibía,  via celebraciones, cañas, aperitivos grasientos y mala alimentación. ¿A Quién le puede interesar un conato de gordo, en curso de viejo que se levanta por la mañana? Por ello darlo también por no leído, es literatura convencional, y aun no siendo esta innovadora, es insustancial para nuestro relato.



Salió a la calle y aquí si que hay que estar pendiente del caríz que han tomado los acontecimientos. Toda la calle estaba llena de cadáveres, todos cubiertos de gusanos, gusanos de colores en los cuerpos de los niños, que ellos no pagan pecados de los padres, pero sin ellos no tienen futuro. Gusanos de colores que contrastan con los de los padres, oscuros como la noche, oscuros como una cueva, oscuros como sus intenciones.



Todos muertos y cubiertos de gusanos, se paró a reflexionar, ¿Por qué? Avanzó entre la marabunta de muerte y alimentación y pensó, ¿soy el único no tocado por la epidemia, por qué yo?



Una voz quizás ajena, alienígena, angelical o bipolar le dio la respuesta: Tu no has robado nunca y por ello no te corromperás y tu cuerpo no se convertirá en festín de gusanos, has de buscar a quien como tu, haya sido limpio y justo y has de volver a montar una comunidad.



Al pasar por delante de unos grandes almacenes vio un conjunto de cuero impresionante, que aprisionaba a un maniquí sobre una moto de gran cilindrada, no lo pensó rompió el cristal, se enfundó el traje y cabalgó sobre la máquina.



Aún estaba mirándose en los pedazos de escaparate, destrozados, cuando dos gusanos salieron de sus ojos y perdió la visión.



De nuevo la voz: Has cometido un error…………………no obstante serás ciego rey sobre la podredumbre.



Bajo de la moto, asió un palo, que se le enroscó entre las piernas, y con dos lágrimas expulsó a los gusanos de las orbitas de su velados ojos y empezó el camino en busca de otro yo, que quizás hubiera tenido más honradez y por tanto visión.

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