No creo en dios, no creo en la muerte, es decir, me da un poco igual, no es pose, cuando llegue, sé, que será inexorable, que no tendrá clemencia y que me hará sufrir lo máximo posible, es su trabajo, es su función, para eso ha sido diseñada.
Es cierto que hay diferentes tipos de muerte, pero siempre indefectiblemente, van unidas al poderío económico del óbito, que lo hará con menos dolor y sufrimiento en progresión geométrica a su valor terrenal, salvo accidentes y otras circunstancias, por las que la muerte se escurre como un viento helado, salvando distancias económicas o sociales.
Partiendo de esta premisa, mi moral tiene más valor que la del resto, ya que no está sustentada en valores de causa-efecto, me explico, no estoy obligado a obrar bien a cambio de recibir en el otro mundo (¿?) un trato de favor, vamos la mamandurria de Cielo e Infierno.
Se que en ocasiones miento, que en ocasiones he robado, que he pegado a mis semejantes, incluso he deseado a la muerte de algunos, perdón muchos. Pero mi moral sigue intacta, he mentido cuando lo he tenido que hacer, ya que mi moral así me lo ha indicado, he robado a quien me ha querido engañar y nunca me he quedado con el fruto del robo y he pegado a quien antes me ha agredido ya sea física o verbalmente. En cuanto a desear la muerte, si he deseado la de todos aquellos a los que mi vida, y la de la mayoría, les da igual.
Por tanto me considero justo, no confundir con posesión de la verdad, cada uno tiene su verdad, pero estaréis conmigo que hay verdades más ciertas que otras.
Y desde mi punto de vista en virtud de la Justicia, el mundo ha cambiado y lo ha hecho para atrás, el progreso era otra cosa, no era perder derechos, era ganarlos, no era ser más tontos, era ser más listos, no era ser más cobardes, era ser más valientes. Íbamos hacia seres humanos diferentes y cada vez somos más iguales.
Desarrollan leyes que cada vez constriñen más nuestros derechos, y la gente lo ve bien: está bien que no te dejen fumar, esta bien que no te dejen manifestarte, está bien que no puedas consumir drogas, ni al alcohol en la calle, está bien que te quiten el trabajo, está bien que tengas que pagar dos veces por estar sano. Está bien que pagues los mismos impuestos directos e indirectos como cualquier adinerado, está bien que existan leyes para unos y leyes para otros, está bien que el adinerado pueda recurrir las sentencias, ya que puede pagar los gastos del recurso, está bien que el pobre no pueda hacerlo al no tener el montante. Está bien que alumnos, en casos brillantes, dejen la universidad por no poder pagar la matricula. (Yo no pude pagar mi matricula en la Universidad hasta los 28 años y tener que esperar a ahorrar desde los 17 que empecé a trabajar), retrocedemos por tanto al siglo XIX pero con normas que ellos llaman del siglo XXI.
Nadie parece darse cuenta que toda prohibición es un aviso de la siguiente, hay que atar corto a la masa, hay que llevarlos de lo poco a lo mucho y cuando nos demos cuenta seremos chorizos de Guijuelo, todos uniformes, atados uno a otro y formando una ristra, de fácil consumo y manipulación para el político-charcutero de turno.
Por otra lado lo que hay que legislar no se legisla, y así en túneles obscuros, de más obscuros intereses, unas espeleólogas de la diversión, pierden el oxigeno de sus pulmones, sin saber que sus botellas estaban vacías de aire antes de entrar en la gruta. ¿Dónde están los concursos públicos para adjudicar espacios que son de todos? ¿Dónde están las inspecciones técnicas? ¿Dónde están los controles de asistentes? ¿Desde cuando es equiparable un aforo de 10000 personas sentadas, con las mismas bailando y saltando por todo el complejo?
A nadie le ha importado, nunca les ha importado, ¿a quien le importan 3 púberes a cambio del millón de euros que se ha sacado con el concierto?, por menos dinero mueren miles en el tercer mundo, ¿será que ya somos tercer mundo? Será.
No habrá implicados y si los hay a los 3 meses pagando fianzas millonarias, estarán en la calle, y nadie sabrá de donde ha sacado ese dinero, pues esta claro de la muerte de las tres púberes……………..
Pero probablemente ni eso, tendrá que hacerse cargo el ayuntamiento de las indemnizaciones como responsable subsidiario, que debe ser algo así como: tú haz lo que te salga de los cojones que luego pago yo. Me recuerda al pistolero del far-west, que permite a sus hijos todas las tropelerias ya que el que manda es EL.
Y no puede ser de otra manera, bueno si puede ser de otra manera, pero lo llaman Revolución y hoy por hoy, la corrupción, el capital y la economía sumergida la tienen tapada, esperemos el seísmo que abra rendijas para que todo explote y ver si es posible que estas muertes y otras que están por llegar no queden sin venganza.
Si, venganza lo único dulce y moral que equilibra la injusticia y a ser posible que me llegue antes de la muerte, ya sé como eres parca, pero enrollate tia, le diría: déjame verlo, déjame quedarme un poquito más.
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