Hace unos días que no dejo correr mis pensamientos sobre las teclas, lo que no quiere decir que sea menos “revolera”, que sea menos protestón, que sea menos letrazas, (sinónimo de bocazas en argot literario). Es que me canso, me canso de ver a los de siempre, haciendo lo de siempre y al resto asumiéndolo como siempre. Me harto de telediarios en los que los muertos gotean sobre el gress de mi salón, me harto de informativos radiofónicos que rezuman corrupción, estupidez, insultos y sinrazón. Me canso, lo siento pero me canso.
Y como estoy cansado voy a nadar, para cansarme más, que contradicción ¿verdad?, pues no, todo lo contrario voy para conseguir cansarme en mi totalidad y dejar de pensar, dejar de indignarme.
Pero como a un esquizofrénico con trastorno bipolar, no dejan de atacarme y me atacan con lo que más me duele, mi libertad. La libertad para decidir que hago con mi vida, de mi vida. Me vigilan con cámaras y me llaman loco mientras las colocan ya abiertamente en la Plaza Mayor. Hacen lo imposible para que cada vez que cojo el coche me mate en las múltiples roturas de la M-30, me suben los impuestos a cambio de nada cambiar, me operan en treinta días y yo llego más de cien a contar.
Salen a la calle dando gritos aquellos a los que no se podía gritar, bajo pena de escándalo publico-social. Y los que tenían que salir……………… no salen. Y me martillean los oídos anunciándome que ya no puedo ni fumar, que lo hacen por mi salud, que lo hacen por la vuestra. Pero mientras ellos matan, roban, marginan, expulsan, mienten y nos convencen de que todo lo hacen por nuestra seguridad.
Roban empleos y dicen que lo hacen por nuestra estabilidad………………
Voy a poner un anuncio en el Segundamano, periódico que no aboga evidentemente por la virginidad, donde buscar, donde rogar, donde gritar, para ver si alguien me escucha: Busco asociación de afectados de Trastorno Bipolar Social para echar un cigarrito aunque sea en Guantánamo pero en libertad, que el naranja no me sienta nada mal.
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