Más presos que nunca, si triste, pero cierto. Hoy estamos más presos que nunca. Hasta los auténticos presos, los encarcelados a partir de hoy tienen más derechos que los que se encuentran fuera.
Aunque un trabajador ya es una “rara avis”, quizás por ello hay que enjaularlo, para que al ser pocos no se extingan. Y por ello nos encierran. Yo en mi despacho tengo una zapatilla pintada de color plata, encerrada en una jaula rosa, con un cartel que reza debajo: “empleado público”. Y eso somos, a la vista del común “unos privilegiados”, pero, y eso no lo sabe casi nadie, que en su mayoría no rebasan los 1000 € si no fuera por la antigüedad.
Bien pues hoy ellos y el resto de los trabajadores, van a ser engrilletados, acción de colocar grilletes, en todos sus derechos. Hoy los convenios colectivos que hayan sido renovados por un año, dejaran de tener efectividad si la patronal o en su caso la administración, dependiendo de los contratados, así lo decide.
¿Dónde nos lleva esto? A perder todos los derechos, todos y cada uno de los derechos, que a partir de ahora serán limosnas que los patronos desgranaran como señorítos andaluces, sobre sus jornaleros, a modo de los “Santos Inocentes”.
¿¡Pero por dios, como hemos llegado a esto!? No se si interrogarme o exclamar y opto por ambos. ¿Qué nos ha pasado, en que punto nos hemos “marionetizado”, en que punto hemos perdido la fuerza de la reivindicación?
Sin personalizar, mucha culpa es del sindicalismo, que ha apartado a los mejores, no es caso de echarse flores, pero he sido expulsado de UGT. y de CC.OO, solo me queda la CGT., de la que seguramente también me expulsarían, pero aun conservo el germen de la pelea, de la lucha, si, más tamizado por la edad y el dolor moral y articular, pero ahí esta, esperando un empuje juvenil que lo renueve. Pero la juventud, en su parte más preparada huye de la quema, hacia otros panoramas en lugar de pararse, atarse los machos y arreglar este. Y la otra parte no sabe hacer la “O” con un canuto y lo único que quiere es que vuelva la burbuja inmobiliaria y fútbol todos los días.
Únicamente me consuela ella, que esta siempre ahí, que cree que soy más de lo que soy y que aun confundiéndome, sabe encontrar el acierto en mi error. Que me valora por encima de mis posibilidades y me hace la vida más transitable, ella que hace que la palabra amor tenga contenido y la falta de sueño no sea un problema, ella, su gata y su perra, un hogar en la batalla que antes o después, ha y debe comenzar.
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