La gotera le miró como la vaca que mira al tren, imperturbable, sólida en sus contornos sinuosos, enorme, húmeda y resuelta a seguir avanzando, lentamente, pero con paso firme, hasta ocupar dimensiones no calibrables. Esto es lo que vio al encajar su segunda copa de un trago y elevar la cabeza para su discurrir sin obstáculos y en profundidad.
Un suspiro desgarrador inundo el garito, rápidamente sobresaltado miró a su alrededor, percibiendo a la vez el origen del desgarrador suspiro y la risita del "lunático" camarero.............. la gorda se había levantado y el taburete a juego con el mostrador soltó todo el aire comprimido en sus pulmones, perdón, entre sus costillas de muelle y su carne de goma espuma. Otra sonrisa recorrió su mente, sustituyendo plácidamente al sobresalto anterior.
No obstante la sonrisita del camarero, sin acertar a saber porqué, le encrespaba de manera lacerante. ¿Porqué hay seres que desprecias solo con verles?, se preguntó.
Mientras, la obesa dirigió sus pasos hacia su conocido-desconocido, aproximándose a su oído y susurrándole temblorosamente unas palabras. Increíblemente también él, percibió el mensaje de la tambaleante mujer................: ¿vamos al servicio? le susurró por dos veces.
El conocido-desconocido ni se inmutó, en cambio él, se estremeció imaginándose manoseado, por aquello que acababa de desensartar su culo del taburete. Una tercera vez ofreció sus inciertos placeres al otro y este ni la miró.
La gorda se dirigió sola al baño, no sin antes arrastrar un: ....! Hijo de puta que te has creído, tíos como tu me los como de dos en dos!
Ninguno de los dos dudamos, dadas sus dimensiones, de tal aseveración...............................
CONTINUARÁ................................................
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