Hace 53 años y no en un portal de Belem, nació un chaval, cuando menos lo esperaban, en tiempo y forma, ya que le faltaba un mes de gestación y llego con nueve años de retraso; esos nueve años de retraso fueron una premonición, todo en su vida lo haría y me temo lo hará, con nueve años de retraso.
Es curioso como el destino, las parcas, o vaya usted a saber que o quien anuncia sucesos, que pasando en su momento desapercibidos, con el tiempo son proféticos……….
Fue deseado, muy deseado, al menos por una parte, pero no se le supo querer, ¿la culpa? No la tuvo nadie, quien puede tener la culpa de no saber, si nadie te ha enseñado y no has tenido la posibilidad de aprender.
Vivió sus primeros meses “en la boca de un angel”, que así se llamaba la casa de sus abuelos y así fue tratado, donde vivió hasta el primer año, en la Calle Bocangel, pero luego paso a boca de lobo, la Elipa, lugar donde lobos humanos campaban por sus respetos.
Así paso de la felicidad, a la supervivencia que le borro la sonrisa y la verdad es que tenia una bonita sonrisa, aun de vez en cuando la saca, con miedo, con preocupación y con ese rictus que muestra su falta de práctica.
Hablar más sería tontería, pasaron muchas cosas buenas y malas y no es hora de hacer balance, pero hoy se siente querido por los cuatro costados y no es metáfora, se siente querido por el pasado, por el presente y espera que por el futuro y eso ayuda, amén de la medicación que también hace lo suyo, para seguir adelante.
Como diría un torero, que es lo que me siento en la vida, quiero dar las gracias a todos los que han hecho todo lo posible para ayudarme a llegar aquí y espero que sigan haciéndolo, hasta el día en que me toque salir del callejón para tomar la alternativa.
Y por último, aunque me cuesta mucho trabajo pronunciar estas palabras, quizás por falta de práctica o por desconocimiento: os quiero.
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