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lunes, 10 de diciembre de 2012

VIEJOS TIEMPOS

Antes teníamos paredes, paredes, eso si, vigiladas, por hombres de gris, versus los grises, donde te la jugabas para hacer una pintada, por ello, estas, las pintadas eran muy meditadas, eran conjugadas, se cuidaba su lenguaje y por su puesto su mensaje.




Tenían que ser, recuerdo en la facultad, muy directas, no dirigidas, como diría mi abuela Olvido, no escritas para gente leída y escribida, debían llegar a todos en un intento de despertar, en aquellos tiempos, los indespertable.



Esto es la conciencia Social, no existía conciencia, ni sociedad, la conciencia murió en la guerra, donde tantos delataron a tantos por miedo a perder su propia conciencia, esto si, de ser vivo. Y en cuanto a lo social, no existía, la sociedad era EL, quien dirigía todo con mano de hierro, desde su mansión, ni clara, ni oscura, más bien de tonos Pardos.



Para todo ello nos reuníamos en la cafetería de la facul, en la mesa que siempre teníamos reservada, por mor de un colega de cuyo nombre no logro acordarme…………, pero que siempre estaba allí, cuidando el “despacho”, llegábamos con nuestros sprays y nuestras ideas, casi todas en papeles arrugados y tachados de tanto meter y sacar del bolsillo, de tanto tachar y escribir y cada uno expresaba mal que bien sus ideas.



Hasta que por fin conseguíamos el texto que buscábamos plasmar en la pared principal de la puerta de acceso, para ello debíamos regatear a bedeles, profesores, chivatos y si era época chunga, al poli de rigor que rondaba el acceso. Con manos temblorosas el de mejor letra se dirigía con la mochila rebosante de color para plasmar nuestro grito.



Ni que decir tiene que la mitad de las veces nos pillaban antes de poner el punto sobre la i de insurrección o el acento de revolución, nos daban dos collejas, se llevaban a alguno y nos quitaban los “tinteros”.



En represalia nos íbamos a la carretera de la Coruña y quemábamos una rueda de camión para cortar el tráfico.



Recuerdo el primer coche nuevo que me compre, que yo estudiaba y trabajaba, nadie me regalaba nada, con él nos dirigimos a un desguace y compramos la rueda de tractor más grande que he visto en mi vida y la atamos encima de mi coche que contaba con 20 Km. de recorrido y que a partir de ese momento quedo recorrido de arañazos de arriba abajo, a juego con nuestras manos desolladas y quemadas, que es lo que tiene la gasolina cuando la escancias en exceso.



Hoy no tengo el coche, se lo quedo mi primera ex, sigo con los sprays, pero para pintar cuadros y me muero de pena cada vez que cuelgo algo en Feisbuch o en Tuister, (nombres, estos,  que me gustan más que los originales) Nadie cuida lo que cuelga, todo vale: desde el baño en la playa, hasta el nuevo niño que ha nacido, hasta la frase bonita del conde de no seque, todo vale,  la denuncia encadenada que aunque bien denunciada no llega a nada.



Antes por lo menos al sentir la hostia que te daban sentías que estabas haciendo algo en la que te la jugabas por algo importante, ahora todo………………es un juego y encima de pago.



Buenos días y Buena Suerte.

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