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viernes, 21 de junio de 2013

Perder el miedo al comunismo.

Escucho, en el despacho de al lado, a un grupo de compañeros que joviales y entre risotadas disfrutan del café mañanero, es como si el mundo no fuera con ellos, es como si nada de lo que sucede les importara. Les parece más caro un libro de 18 Euros, que un reloj de 300.



El género humano es así, para él todo es relativo, como la opinión, cada uno tiene la suya, eso creen, pero no es suya, es adoptada por el rol que les ha tocado asumir o por el grado de aducción al que están sometidos.



Yo no soy ni peor, ni mejor, soy diferente y para mal, mejor me iría ser como ellos, podría compartir más a menudo puntos de vista y risas, pero se ve que el ADN contiene también alelos (¿se escribe así?) que están dispuestos a absorber las vivencias que cada uno va atesorando, por no decir recogiendo como basura estelar, desde que nace. Por ello no soy como ellos y juro que me gustaría.



El otro día leyendo la Biblia, (esas risas del fondo mejor dirigirlas a Montoro, que es más gracioso que yo y si queda alguna para Cospedal). Pues eso leyendo la Biblia me topé con ese personaje, hoy por hoy ahistórico, que es Jesús, que de ser cierta su existencia y deambule por el mundo, se subía a una colina y con parábolas fácilmente comprensibles, intentaba explicar a la gente que otro tipo de vida era posible. Hoy hubiera sido un antisocial y hubiera sufrido el mismo castigo, no digo que lo crucificaran literalmente, pero que hubiera dado con sus huesos en la cárcel, estaréis conmigo que es totalmente cierto.



Lo único que intentaba expresar en sus parábolas, era que debíamos ser más solidarios, que todo el mundo tenia derecho a un sitio para vivir, a una manera para ganarse la vida, que sus hijos prosperaran y fueran dueños de su destino, a cada uno según sus necesidades y cada uno según sus posibilidades. ¿Os suena?



Pero aquello, de ser cierto, ya sabéis como termino.



Con anterioridad en Grecia, corría el siglo VI antes del ficticio personaje anterior, surgieron los tiranos, como resultado de revueltas en las polis, ciudades estado de entonces, especie de autonomías estatales, con autogobierno completo. Estos tiranos aupados al poder por el pueblo, demos, echaron a las oligarquías gobernantes, lo que serian hoy nuestros grandes partidos y llevaron a cabo un reparto de la tierra y las riquezas, trabajaron en las stolas, especie de academias del momento para que el demos, pueblo, pudiera acceder al conocimiento, se llevaron a cabo obras públicas de las que las fuentes todavía nos llegan, acometieron reformas que hicieron estas sociedades más igualitarias, abolieron la esclavitud por deudas, algo que Roma disfrutó hasta su extinción. Pero desgraciadamente como los bailarines, cantantes, poetas, escritores, o tiranos, sus hijos no estaban tocados para llevar a cabo las mismas acciones, hoy sería normal y lo es, que los mencionados anteriormente, nos obliguen a sufrir a sus vástagos en los puestos que ellos ocuparon por merecimientos propios. Y claro las oligarquías se organizaron de nuevo y tomaron el poder. Teniendo mucho cuidado en acuñar el término Tirano para el mal gobierno y la dictadura, nada más alejado de la realidad.



Para que no se reprodujeran hechos similares, además acuñaron y diseñaron la democracia, en la que el pueblo decidiría el gobierno de los mejores, pero los mejores entre ellos y el demos, pueblo, solo se circunscribiría a los que nacieran libres en la polis, ciudad-estado, con lo cual les quedo perfecto, elegían pocos y solo sobre unos pocos.



Han pasado más de 2.500 años y esto sigue igual, elegimos pocos sobre los pocos elegibles y es que no se puede presentar cualquiera, necesita el beneplácito de los bancos, de fundaciones y partidos instaurados en el poder, de la televisión en manos del gobierno y de los medios de comunicación en manos de los anunciantes, con lo cual un 50 % de la población, con un criterio dudoso, ya que se han ocupado en cultivar sus mentes en barbecho, elige entre el 1% que la oligarquía estima son idóneos para seguir ostentando el poder y seguir generando riquezas, que se atesoran en lugares inaccesibles.



Si yo fuera Jesus y esto una montaña del Sinai, os recordaría, que es más fácil que un rico pase por el ojo de una aguja a que entre en el reino de los cielos. Pero hoy los cielos ya no son lo que eran. Mi abuela religiosa pero dialéctica a la vez y muy práctica, siempre me dijo: niño no te engañes el cielo, el purgatorio y el infierno están en la tierra. Quien tiene está en el cielo, quien casi no llega a fin de mes en el purgatorio y el que esta en la calle vive un infierno.



Parece que había leído a Marx, pero no creo que mi abuela supiera alemán.



Sigo, si yo fuera Jesus de Nazaret, preguntaría a las 13 tribus sentadas en las faldas del monte, que preferís, tener una casa, un trabajo, un lugar en donde vuestros hijos puedan estudiar y un lugar donde les puedan librar de las enfermedades o votar cada cuatro años a personas que no participan de sus problemas, ya que no los tienen : disfrutan de sanidad privada, sueldos múltiples, públicos y privados, colegios privados y casas privativas, o ser gobernados por alguien que solo piense en su bienestar aunque no sea elegido por ellos.



Ya, ya, algunos dirán: ¡populismo, nazismo, comunismo!, pues de las 3 yo creo que hablo de comunismo, ese gran denostado que se asocia más a la represión, que a los bienes que llevó a cabo en una parte del mundo. Hoy vivimos esa represión de manera tan dura como fue en los países del este: nos llevan a los tribunales por manifestarnos, nos pegan y nos arrancan ojos, nos echan de nuestras casas, nos privan de nuestros trabajos, mientras asistimos a como esquilman y roban a manos llenas.



Como diría Cicerón, refiriéndose a Catilina: “Abutere Catilina patienta nostra”……………hasta cuando Catilina vas a seguir abusando de nuestra paciencia.



Y digo yo, cuando vais a despertar y luchar por lo que es vuestro.

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