Esto se pone duro compañeros, las calles ya empiezan a cosechar varas, palos y hasta ahora chichones. Ellos parapetados en sus barricadas de millones de papeletas inmerecidas. ¿A cuantos de vuestros hijos van a “apalizar” en nombre del orden público, os echareis las manos a la cabeza cuando los den un buen zurriagazo o pensareis se lo tenían bien merecido? Al fin o al cabo la mayoría de vosotros les habéis votado.
Olvidaros de sindicatos y organizaciones políticas, pensad en vuestros abuelos, que vinieron de los pueblos, muchos del campo, allá por los años 40, recién terminada una guerra de mierda, que ganaron ellos, (los abuelos de los que están ahora en el poder), para buscar una vida mejor, para tener algo por lo que luchar, algo para vivir, un lugar para criar a sus hijos, que uno no es de donde nace, es de donde come y hoy estúpidamente repartidos en circunscripciones autónomas se oponen unas a otras por financiación, por idioma, por recaudación, sinónimo de corrupción, que cuanto más se recauda más se reparte y entre los que más tienen.
Pensad en ellos, en vuestros abuelos, en sus jornadas de 50 y 60 horas semanales, como ecuatorianos actuales, que trabajan por dos euros, ¿dónde esta el duro, ese que contenía cinco pesetas, ese que nos ha acompañado siempre y que se ha trasmutado en esta divisa empresarial que al único que evita aranceles, impuestos y corretajes es al ídem, al empresario.
En situaciones anteriores se devaluaba, no solución perfecta, pero que permitía aquilatar sueldos y precios, hoy es imposible ellos quieren que los euros suban y los trabajos bajen, que el señoriíto que expulso a nuestros abuelos de los campos de Andalucía, Toledo o Extremadura, vuelvan a dar vueltas a su boina en las manos, mientras clavan sus ojos en el suelo, ese suelo seco del que no son dueños y solo se riega con sus lagrimas de cabeza inclinada.
Barricadas de votos, no son barricadas, barricadas de hombres eso si son barricadas.
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